sábado, 27 de septiembre de 2008

¿Que sabes de Mauthausen ??

Parece que mis ojos mejoran,gracias por vuestros comentarios de animo. No quiero dejar pasar la oportunidad,(ahora que puedo escribir),de recordar una de las tragedias de nuestra posguerra. ""El convoy de los 927"", el drama de los españoles refugiados en Francia tras el final de la Guerra Civil, deportados por los nazis a sus campos de concentración y exterminio, y abandonados por el franquismo a su suerte tras renegar de ellos y pactar con Hitler su eliminación. Esta tragedia,es una de las páginas más infames de la historia de España, y seguramente aún desconocida para mucha gente en nuestro país. Uno de los sobreviventes de aquella verguenza narra su odisea:

Todos los pasajeros eran republicanos españoles, no judíos. Fue el primer tren de civiles enviado a los campos nazis.

El largo camino que llevó a Jesús Tello a derribar la estatua del águila que presidía amenazadora la entrada del campo de concentración de Mauthausen empieza en la ciudad francesa de Angoulême. De allí partió un convoy con 927 españoles. Eran familias enteras, civiles refugiados en Francia que habían huido de Franco. Ellos inauguraron, el 20 de agosto de 1940, los trenes de la muerte con destino a un campo de concentración nazi. Casi automáticamente asociamos esos trenes al holocausto judío. Pero en Europa occidental, los republicanos españoles tienen el triste honor de haber sido los primeros viajeros. Ni un solo monumento honra su memoria en España, ni la más mínima conciencia de haber tenido ese macabro privilegio histórico. Ésta es su historia cuando se cumple el 60 aniversario del final de la II Guerra Mundial y de la liberación de los campos de exterminio. Jesús Tello y su familia, como muchos otros que huían de la caída de la República, pasó la frontera francesa y llegó a Angoulême. A la decepción por el mal recibimiento que encontraron en Francia -los españoles eran rojos indeseables-, se unió el temor por la invasión nazi. Angoulême quedó en zona ocupada, bajo la autoridad del gobierno colaboracionista de Vichy. «Un buen día, los alemanes cercaron el campo de Les Alliers, donde estábamos refugiados, y nos metieron en un tren», recuerda Tello. 927 españoles, familias enteras, mujeres, niños, ancianos, población civil refugiada en estado puro, son metidos en ese tren. Ninguna explicación, solo rumores. Unos dicen que van a la zona libre de Francia, otros que a Rusia. Pero todos tienen miedo: ¿les llevan a España, donde les espera la justicia de Franco en forma de cárcel o fusilamiento? Por las estrechas rendijas del tren donde han sido tirados como animales, casi sin agua ni comida, se dan cuenta por el paisaje que se dirigen hacia el norte. «Desde el mismo momento en que te encerraban en el vagón del tren, ya pedías tu personalidad, ya no eras libre. Ya hacían de ti lo que les daba la gana, ya no tenías nombre, ya eras un número». Y el 24 de agosto, después de cuatro días de penoso viaje, el tren se detiene en la estación de un pueblo llamado Mauthausen. El nombre no les dice nada a nadie. Estamos en 1940 y la fama del que sería uno de los campos más crueles del sistema de concentración y aniquilación del nazismo todavía no se conocía. Tello, aún hoy, recuerda el ruido de los cerrojos y las puertas de los trenes que se abrían. Y gritos, los de las SS, los ladridos de sus perros. «Iban vagón por vagón preguntando: wie alt, wie alt, que quiere decir qué edad tienes. A la que pasabas de los 10 años ya te decían, raus, raus, y nos sacaban fuera del tren. No podías ni despedirte de la familia». Las escenas que se producen en esa estación son terribles. Mujeres agarradas a sus maridos, a sus hijos, brutalmente separados. Ninguna súplica es atendida. 470 personas, hombres y casi niños, enfilan el camino de su propia tragedia. En pocas horas los desnudan, los duchan, les pelan la cabeza, les dan un traje de rayas, un número -el de Tello el 384142- con un triángulo azul con una gran S de spaniers (con el triángulo azul se identificaba a los apátridas), los que han sido vendidos por el régimen de Franco y su inefable ministro de Exteriores, Ramón Serrano Súñer, al decirle a Hitler que puede hacer con esos rojos lo que quiera porque la nueva Patria no los considera españoles. Su suerte estaba echada: la cantera de Mauthausen necesita esclavos para la construcción de ése y de otros muchos campos.

Piedra a piedra

«El muro principal de la entrada lo han hecho piedra a piedra los republicanos españoles». Tello recuerda esos 182 empinados escalones de la cantera, miles de prisioneros haciendo ese viaje una y otra vez cargados con piedras inhumanas de soportar para cuerpos mal vestidos, mal calzados, sin alimento. «Si uno no podía más y soltaba el pedrusco, caía sobre el que estaba atrás, y éste sobre el otro. Moría mucha gente. Los SS empujaban a los más débiles desde arriba del todo de la cantera, por el precipicio.Yo he visto morir a mucha gente así, con el salto del paracaidista que le decían. Mauthausen era un campo de exterminio. Primero tenías que dejar tus fuerzas y luego, a la basura». En el primer invierno, el de 1940 a 1941, mueren buena parte de los españoles que han viajado en el tren. Las condiciones de vida son durísimas, las diversiones de los SS aún más. «Nos hacían formar durante horas, de madrugada, tanto si llovía como si nevaba. Más que el frío era la humillación. Ellos con abrigos, botas de suela gruesa, y yo con una chanclas rotas y sin calcetines.No merecías ni el nombre de perro». Tello aún sabe contar hasta 25 en alemán. De esos detalles dependía la vida. «Te ponían en un caballete que ya habían hecho especial para ese castigo, te bajabas los pantalones y tenías que contar los golpes de vergajo que te daban: ein, zweit, ... Y, ay que te descontases, que volvían a empezar. A muchos se les gangrenaron las heridas». Inyecciones de benzina en el corazón, fusilamientos al son de la música de orquesta, prisioneros devorados por diversión por los perros, hornos crematorios echando humo todo el día, «un carro que a diario recogía con unas tenazas a los muertos y los metía como sardinas en lata», la alambrada electrificada de 5.000 voltios como única salida para los más desesperados. Y la soledad más absoluta. A los españoles se les aplicó el decreto Nacht und Nebel (noche y niebla), eufemismo inspirado en una ópera de Wagner para decir que nadie tenía que salir vivo. Y mientras agonizaban, estuvieron casi tres años sin poder escribir ni recibir noticias. La suerte que hubieran podido correr sus mujeres, sus hijos o hermanos más pequeños, los que quedaron en el tren, les consumía casi tanto como las penalidades del campo. No sabían entonces que, después de un peligroso acercamiento al campo de concentración femenino de Ravensbrück, el tren terminó regresando a España, donde todos tuvieron persecución y cárcel. Los españoles, expulsados de España por su ideal republicano, vendidos por Francia por ser indeseables y aprovechados por Alemania como carne de cañón, son los primeros en pagar las consecuencias de la ira de los nazis: a Mauthausen aún no habían llegado los judíos ni los comunistas para descargar su locura exterminadora. Pero los que sobrevivieron no callaron. Tello y algunos compañeros más forman parte del comando Poschacher. Por su juventud y por haber sobrevivido a la gran mortandad de los primeros años, algunos de los chicos más jóvenes que viajaron en el convoy de Angoulême, salen cada día de Mauthausen para ir a trabajar a una cantera exterior. Cada día aprovechan para secar los negativos que el fotógrafo catalán Francisco Boix sacaba del laboratorio del campo y que luego fueron pruebas definitivas de las atrocidades nazis en el juicio de Nuremberg. Probablemente, cuando en mayo proximo se celebre el 64 aniversario de la liberación de Mauthausen, ante la magnitud de la tragedia judía, será difícil recordar que fueron los republicanos los que colgaron aquel cartel: «Las fuerzas antifascistas españolas saludan a los aliados». Y quién se acordará de que Tello fue uno de los que derribó el águila nazi. Aquel día empezó también su auténtica derrota. Los aliados nunca liberaron su país.

Si os interesa el tema podeis informaros aqui

y tambien aqui

Fuente:el mundo. 2005

14 comentarios:

Raiandoelsol dijo...

Hola Navegante, espero estes bien, por tu post, me entero ahora que estás un poco mal de la vista, bueno eso me pasa a mi, por eso poco tiempo puedo estar en la maquinita ésta ...


Bueno, de Mauthausen, sin comentarios, ya todo el mundo sabe la historia y tú narras un parte que me gustó mucho. Siempre es un placer pasar por tu espacio, siempre que puedo.

Navegante, aquí te dejo un link, sobre Mauthausen, tal vez ya lo sepas, pero por si no lo conoces yo te lo mando,para que sepas más sobre el campito este de los Nazis ...

http://video.google.es/videoplay?docid=5967973866672642578

Bueno amigo, Saludos.

Esther dijo...

¡que fuerte de verdad! Me has dejado de piedra.. a mi el nombre de mauthausen me sonaba y no sabía de qué ,puede que de alguna película que haya visto sobre los nazis... Pensar que compatriotas nuestros pasaron por las mismas atrocidades que los judios (pobrecillos tambien) vendidos por Franco como si fueran ganado me saca de mis casillas,la verdad. Y encima no se conoce tanto como el holocausto nazi con los judíos,yo al menos no lo sabía..Eso me hace que aún mire con peor cara a los ultraderechas.

Por cierto me alegro que tus ojos estén mejor ,te mando un beso y un abrazo muy grande.

Susana Vera-Cruz dijo...

Mi querido Navegante, vengo a darte miles de gracias por siempre pasar a verme y dejarme tan lindas palabras.

Eres un gran amigo.
Ya tendrè el tiempo y las posibilidades suficientes, para leerte con calma.

Un abrazo enorme desde Chile y un canastillo de las flores de primavera.

Agualuna

Sombra de Luna dijo...

Bufff, una amiga suerte tuvo la suerte (o la desgracia) de ganar un concurso de relatos sobre el nazismo y el premio fue viajar a Austria a visitar Mathausen...solo con ver las fotos y escuchar la experiencia se me saltaban las lagrimas...creo que yo no podria ir a visitar un lugar como ese...hay que tenerls bien puestos...como el ser humano puede llegar a comenter semejantes atrocidades...es increible.
un besazo

Naveganterojo dijo...

Riandoelsol,mis ojos ya han mejorado un monton,(por suerte),espero que los tuyos tambien lo hagan.
Del campo de exterminio nazi que quieres que te diga,cuando me entere en el año 2002 de esta historia no me la podia creer,¿españoles alli?,imposible, pero luego poco a poco me fui informando y se me caia la cara de verguenza.
Este es uno de los motivos por los que nuestra derecha se niega a recuperar la memoria.
Por los desmanes que cometieron sus antecesores.
Un abrazo amigo y gracias por el enlace.

Naveganterojo dijo...

Esther,nuestro pasado tiene muchos crimenes ocultos como este,por eso algunos pretenden que sigan enterrados,lo que tapa la tierra no lo sufre el corazon.
Un abrazo,y gracias por tus buenos deseos.

Naveganterojo dijo...

Susana-agualuna,no me tienes que dar las gracias por nada,cuando un amigo bloguero pasa por malos momentos,es de logica que los demas le animen,pues como decimos por este pais,"hay que estar a las duras y a las maduras".
Un abrazo y amucho animo

Naveganterojo dijo...

Sombra de luna,aunque no lo creas a mi me encantaria visitar ese campo,por el mero echo de poder llevar unas flores y depositarlas en las alambradas,seria un homenaje a los soldados republicanos,homenaje que en este pais se les quiere negar.
Un abrazo

Ginebra dijo...

FELICIDADES, NAVEGANTEROJO!!!! Una entrada maravillosa. Conocía el drama porque estudié Historia Contemporánea y este post está muy, pero que muy bien documentado.
El drama de los exiliados en las playas francesas de Argelés-sur-mêr, en los campos nazis como el que describes y su lucha al lado de la Resistencia Francesa, después de haber luchado contra el fascismo del Bando Nacional y apoyando a un país, Francia que nos abandonó a nuestra suerte, su famosa República de Leon Blum poco o nada hizo por la II República en guerra. Un sinfín de calamidades que acabaron con muchos buenos hombres y mujeres, con niños inocentes y que tiñeron de negro una parte de nuestra historia.
Nunca podremos agradecer lo suficiente a estas gentes su esfuerzo en pro de la democracia. Su drama siempre me ha dolido y tú les has recordado a todos, es un precioso homenaje.
Te recomiendo este libro: "Los Rojos de Ultramar", de Jordi Soler... tengo en mi blog (en etiquetas libros) una entrada de él,ahí describe muy bien esos años de exilio en Francia.
Un beso y buen domingo

María dijo...

Gracias por seguir dando vida a tu blog, es un placer leerte aquí y tenerte también en mi blog, espero que estés bien, y yo te deseo un feliz domingo.

Saludos y besos.

Naveganterojo dijo...

Ginebra,yo desgraciadamente no tuve la ocasion de poder estudiar,pero llevo la republica en el corazon y me he preocupado de estar al dia en todo lo que se publica (en cualquier medio)sobre nuestro pasado.
Tengo el convencimuento moral de que si nuestros jovenes saben la verdadera historia de este pais a la derecha se le va a acabar el chollo de las mentiras,y a la iglesia tres cuartos de lo mismo.
Un abrazo.

Naveganterojo dijo...

Maria,como siempre es un placer tenerte como lectora de este humilde blog.
Un abrazo.

MATISEL dijo...

Algo sabía,pero leyéndote a ti se mucho más, gracias por informarnos en este mundo de desinformación.

Besos

Anónimo dijo...

Los franceses se quejan de lo que los alemanes les hicieron pero ellos tampoco fueron mucho mejores.

No sabía que fueron los que tuvieron el "honor" de estrenar Mathausen. Pero como bien dices, no es algo que interese mucho difundir.