sábado, 16 de diciembre de 2006

Memoria o desmemoria historica IV

Así se escribe la historia, o al menos así se pretende escribir. El último alcalde franquista de Valencia, Miguel Ramón Izquierdo, será mañana el principal protagonista, junto a la actual alcaldesa, Rita Barberá, del acto organizado por el Ayuntamiento para conmemorar el 30º aniversario de la firma, por el rey Juan Carlos, de la cesión de los terrenos del antiguo cauce del río Turia a la ciudad, que permitió, años después, convertirlos en un gran parque urbano. El actual gobierno municipal del PP ha organizado un acto de recuperación de la memoria histórica de la ciudad de carácter selectivo, interesado -dando un salto en el tiempo, como si la historia de Valencia, entre aquella última Corporación franquista y el acceso de Barberá a la alcaldía, en 1991, no existiera- para hacer suyo un proyecto, el del Jardín del Turia, que sólo se hizo realidad gracias al impulso del primer Ayuntamiento democrático. Aquel que se hizo eco del deseo ciudadano -plasmado en el lema El llit del Túria és nostre i el volem verd- y descartó definitivamente el proyecto de convertir el viejo cauce del río en un eje de circulación automovilística destinado a albergar el tramo inicial de la autopista Valencia-Madrid. La alcaldesa convierte en protagonista del acto al último alcalde franquista de la ciudad Ricard Pérez Casado, el alcalde socialista de Valencia que impulsó la conversión del antiguo cauce del río en lo que hoy se conoce como Jardín del Turia, aludió ayer a "la demagogia de los hechos" -título de un libro publicado a principios de los sesenta en el que Ignacio Fernández de Castro desenmascaraba la represión y las falacias de la dictadura franquista- al comentar el acto organizado mañana por el Ayuntamiento, al que no ha sido invitado. No en vano, después del decreto formal de cesión de los terrenos firmado por el Rey el 1 de diciembre de 1976, aún tuvieron que transcurrir cinco años antes de que el Ayuntamiento pusiera en marcha la recuperación efectiva del cauce, tras reclamar al Gobierno en 1981 la transferencia efectiva de la propiedad, que permitió la firma de la correspondiente escritura el 14 de octubre de 1982, en el 25º aniversario de la riada de 1957. Unos años en los que el proyecto de convertir el viejo cauce del río en un eje de autopistas -que hoy en día se antoja terrible, inimaginable- se mantenía como una amenaza, con el que el mañana homenajeado, entonces al frente del Ayuntamiento, coqueteó y que sólo fue definitivamente descartado, gracias a la presión popular y con el empuje de la comisión ciudadana Pro-Cauce, por la primera Corporación democrática, que en diciembre de 1979 modificó el Plan General para calificar el viejo cauce como zona verde y parque público, sin posibilidad de construir autopistas. Mañana, en el Parque de Cabecera, Barberá y Ramón Izquierdo descubrirán una placa conmemorativa, plantarán un árbol, leerán un texto y explicarán las fotos del jardín. El Grupo Socialista municipal ha sido invitado, pero no acudirá, por considerar que Barberá intenta "borrar de la memoria" que fue un Ayuntamiento socialista el que hizo realidad el Jardín del Turia. "Miguel Ramón Izquierdo nunca dijo que el viejo cauce fuera zona verde", recordó ayer el portavoz socialista municipal, Rafael Rubio, que atribuyó a Barberá un intento de "apropiación de la memoria en beneficio de sus intereses políticos". Rubio se refería al hecho de que el último alcalde franquista de Valencia siguió después en activo políticamente en las filas de Unión Valenciana, cuyos votos pretende acaparar ahora el PP. "No vamos a entrar en el juego de querer perturbar la memoria histórica de los valencianos", dijo Rubio. Barberá no ha aprovechado la ocasión para invitar al acto de mañana a los auténticos protagonistas de la recuperación del cauce: los valencianos que se organizaron para forzar a las autoridades. Lo critica Julián Marcelo, integrante de aquella comisión Pro-Cauce, que, 30 años después, lamenta que el antiguo lecho del Turia se haya convertido en un totum revolutum, un espacio fraccionado, un contenedor en el que cabe casi cualquier cosa y que poco tiene que ver con su sueño de entonces. Estos del pp a lo suyo,que es mentir,mentir y si pueden,engañar

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